Desde que era pequeño el teatro fue mi gran pasión y al
parecer lo llevo en mi sangre, porque muchos familiares participaron en su
momento de grupos de teatro (aclaro que nadie actualmente es actor o actriz) realizando
obras y presentaciones. Y siendo niño, con mi prima, hacíamos pequeños bailes y
presentaciones e invitábamos a familiares para que nos fueran a ver,
acomodábamos sillas y hacíamos un telón con frazadas en los colgadores de ropa
del patio. Más adelante me metí a un grupo de teatro llamado “Sexta Imagen” en
el cual todavía participaban primos y primas mayores que yo, fue ahí donde hice
mis primeras presentaciones y obras y le probé el gustito a presentar en
público.
En esta ocasión la nueva unidad llamada “Drama” trataba
sobre el teatro, el profesor Felix nos explicó que en sus inicios el teatro
antes de ser visto como un espectáculo era usado en cultos para Dioses. Nos
dijo que en el teatro se podían usar diferentes objetos que se conocen por el
nombre de “utilería” y que precisamente eso haríamos ahora, corrección… eso
haría sólo un tercio del curso (a mí me tocaría la próxima semana), así que por
esta semana yo sólo era un espectador.
Se armó un circulo adentro y otro afuera (que sería el
público) las personas que estaban adentro, sólo con diario y scotch debían
armar en ese momento un objeto que representará a la persona que más había
marcado en su vida (podía ser una persona viva, muerta o algún personaje, etc) Se
les dio un tiempo y en unos cuantos minutos ya empezaron a tomar forma los diferentes
implementos. Luego de eso se nos dio un tiempo para tomarles fotos y
precisamente colocarlas en el blog porque para la realización de la actividad no se iban a permitir fotos.
Para mi sorpresa la actividad no consistía precisamente en una actuación. Se apagaron las luces del auditorio y comenzó un momento íntimo. Uno a uno (los que hicieron su objeto con diario) debían pasar al centro del círculo y contarnos sobre que persona estaba representada en ese objeto. El resto de la concurrencia escuchaba con atención y respeto. Salieron a la luz historias de vida muy fuertes con las cuales a más de alguno se le escapo una lágrima.
Tan pronto terminó la actividad el profesor Felix nos
explicó que el “abrir tu corazón” era algo esencial en el ejercicio de la profesión
como terapeuta, ya que para que el proceso de intervención sea eficiente los
usuarios tenían que abrir su corazón con nosotros y nosotros a su vez aprender
a escuchar de manera atenta lo que ellos nos van a que contar. Y así fue la
primera clase de drama, no fue precisamente lo que yo creía que íbamos a hacer,
pero de todas formas fue muy bonita y enriquecedora. Para la próxima semana le
tocaría a otro tercio del curso (en el cual estaba incluido yo) los que debían traer
el objeto más preciado que tuvieran.
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