jueves, 30 de mayo de 2013

Donde nuestras voces suenan...

Y allí me encontraba, en una habitación semi oscura, parado en medio de un círculo con todos mis compañeros mirándome y con mi juguete de mi infancia en mis brazos. Inusual por decirlo menos, ¿pero cómo demonios llegué a esa situación? Fácil, desde que mi hermana me hablo hace 3 años de una carrera llamada Terapia Ocupacional hizo que todo el universo conspirara para que llegase al lugar donde me hallaba en ese momento. Era la segunda clase de “Drama”.

La clase anterior nos pidieron a un tercio del curso (en el cual me encontraba yo) que debíamos llevar para la próxima clase (o sea esta) el objeto más preciado que tuviésemos, un objeto que no tuviéramos el valor ni de vender, regalar ni mucho menos botar por el significado que este tiene para nosotros.


Personalmente no soy muy apegado a lo material y creo que los objetos que atesoro no son más que atisbos de un gran recuerdo que me gustaría preservar, ya sea el recuerdo de un momento o de una persona muy querida.

El objeto más preciado… esa frase me recuerda mucho a una película de Harry Potter en que le robaban lo que más valoraba, de hecho es muy característica de esa parte una canción (ß click aquí para escuchar la canción)

El día llegó y llevé a mi juguete que poseo desde que tenía 3 meses de edad (ahora hace más sentido lo que partí contando). Cuenta la leyenda que ese juguete (que es como un dinosaurio) lo compró mi tía, cuando tenía su negocio, a un curadito que iba pasando por ahí y me lo regaló para navidad. Mi inseparable y querida “güagüa”, así le decía yo, la cual me acompaño cuando estuve enfermo, en las oscuras noches de pesadillas, cuando mis papás salían, fue mi fiel amigo por mucho tiempo.


Antes de empezar la actividad nos tomaron fotos por montones (a los que llevaban sus objetos) y luego procedimos a hacer un circulo el tercio del curso que traía su bien más preciado, mientras que el dos tercio restante se quedaba fuera del circulo mirando. Dejamos nuestro objeto en el centro y uno por uno procedía a recoger su objeto, pararse al medio del círculo y explicar el porque era tan importante, luego de eso debía regalárselo (simbólicamente, por supuesto) a una de las personas del círculo y explicar el por qué lo hacía.


Fue una experiencia muy fuerte con la cual terminé muy cansando anímicamente, el estar dentro de ese círculo y ver como personas que hasta unos meses eran totalmente desconocidas abrían su corazón contándote una historia de vida, es potente. Hasta que llegó mi momento, tenía todo un discurso planeado pero al momento de pasar adelante dije algo totalmente distinto pero igual de significativo, sólo me deje llevar y expresé todo lo que ese objeto provocaba en mí, lo que me recordaba y porque lo atesoraba tanto. El hecho de tener entre mis manos dos décadas después algo que significo tanto en mi infancia me hizo darme cuenta lo mucho que había cambiado desde ese entonces.

jueves, 23 de mayo de 2013

Drama y teatro

Desde que era pequeño el teatro fue mi gran pasión y al parecer lo llevo en mi sangre, porque muchos familiares participaron en su momento de grupos de teatro (aclaro que nadie actualmente es actor o actriz) realizando obras y presentaciones. Y siendo niño, con mi prima, hacíamos pequeños bailes y presentaciones e invitábamos a familiares para que nos fueran a ver, acomodábamos sillas y hacíamos un telón con frazadas en los colgadores de ropa del patio. Más adelante me metí a un grupo de teatro llamado “Sexta Imagen” en el cual todavía participaban primos y primas mayores que yo, fue ahí donde hice mis primeras presentaciones y obras y le probé el gustito a presentar en público.

En esta ocasión la nueva unidad llamada “Drama” trataba sobre el teatro, el profesor Felix nos explicó que en sus inicios el teatro antes de ser visto como un espectáculo era usado en cultos para Dioses. Nos dijo que en el teatro se podían usar diferentes objetos que se conocen por el nombre de “utilería” y que precisamente eso haríamos ahora, corrección… eso haría sólo un tercio del curso (a mí me tocaría la próxima semana), así que por esta semana yo sólo era un espectador.

Se armó un circulo adentro y otro afuera (que sería el público) las personas que estaban adentro, sólo con diario y scotch debían armar en ese momento un objeto que representará a la persona que más había marcado en su vida (podía ser una persona viva, muerta o algún personaje, etc) Se les dio un tiempo y en unos cuantos minutos ya empezaron a tomar forma los diferentes implementos. Luego de eso se nos dio un tiempo para tomarles fotos y precisamente colocarlas en el blog porque para la realización de la actividad no se iban a permitir fotos.



Para mi sorpresa la actividad no consistía precisamente en una actuación. Se apagaron las luces del auditorio y comenzó un momento íntimo. Uno a uno (los que hicieron su objeto con diario) debían pasar al centro del círculo y contarnos sobre que persona estaba representada en ese objeto. El resto de la concurrencia escuchaba con atención y respeto. Salieron a la luz historias de vida muy fuertes con las cuales a más de alguno se le escapo una lágrima.


Tan pronto terminó la actividad el profesor Felix nos explicó que el “abrir tu corazón” era algo esencial en el ejercicio de la profesión como terapeuta, ya que para que el proceso de intervención sea eficiente los usuarios tenían que abrir su corazón con nosotros y nosotros a su vez aprender a escuchar de manera atenta lo que ellos nos van a que contar. Y así fue la primera clase de drama, no fue precisamente lo que yo creía que íbamos a hacer, pero de todas formas fue muy bonita y enriquecedora. Para la próxima semana le tocaría a otro tercio del curso (en el cual estaba incluido yo) los que debían traer el objeto más preciado que tuvieran.

jueves, 16 de mayo de 2013

Fluir

Ahora sí, en esta nueva entrega y en la segunda de “movimiento creativo” puedo decir con todas sus letras que moví hasta partes del cuerpo que ni siquiera sabía que tenían movilidad. Dimos rienda suelta a nuestros cuerpos para crear una puesta en escena improvisadamente armónica y a la vez caótica, en tal proporción que salió algo bonito.





La clase partió con un calentamiento activando la gran mayoría de los músculos de tu cuerpo, moviéndolos uno por uno, de modo que ya estuvieran preparados para el espectáculo. Costó en un principio, considerando la ajetreada vida de Santiago que tiene tenso a todo el mundo con los metros llenos, inmensos tacos, etc. Súmale el hecho de que ese día me inyectaron la segunda dosis de la vacuna para la Hepatitis B, no me encontraba en las mejores condiciones para moverme pero me “defendía”.


Para realizar la actividad fue necesario dividir al curso en dos grupos, los que querían seguir moviéndose y aquellos que no, a los cuales se les mandó al patio a preparar una representación con máscaras, mientras nosotros (lo más prendidos) nos quedamos en el auditorio dispuestos a realizar la siguiente actividad.

Las reglas del juego eran simples, una pareja se acercaba bailando al ritmo de la música y se quedaban detenidos en el centro del escenario, luego otra pareja procedía a entrar en escena y “despertaba” a la pareja anterior con la cual se ponían a bailar, se detenían nuevamente y salía otra pareja hasta que todos estuvieran en la pista de baile. Este tipo de dinámica me recordó a mis años mozos en que asistía a un grupo de teatro y nos hacían improvisar diversas escenas o expresarnos muchas veces al son de la banda sonora de Amélie. Fue una experiencia muy entretenida y liberadora el dejarte fluir con el ritmo de la música, el sentir la música.
Los del grupo de máscaras volvieron e hicieron una representación un tanto surrealista, pero que trataba sobre el miedo fundamentalmente. Luego de eso fue el turno de nosotros de mostrar nuestra “performance” completamente improvisada y única en su especie, la cual provocó muchas carcajadas en la concurrencia. Siento que ese momento fue la catarsis de la unidad de movimiento, en todas las actividades anteriores la profe nos limitaba indicando los movimientos que teníamos que hacer, pero en ese momento éramos nosotros los creadores.

Y como broche de oro, un tercer grupo de compañeros (los cuales no pudieron o no quisieron participar en toda la clase de movimiento) volvieron con instrumentos musicales. Nos recostamos en el suelo para volver a la calma, cerramos los ojos y nuestros compañeros comenzaron a tocar diferentes sonidos desde distintas partes de la sala, mientras se paseaban entre nosotros. El tiempo se volvió tan relativo en ese instante que no sé cuanto tiempo transcurrió, abstrayéndome de todo, del lugar en donde me encontraba, de mis problemas, tensiones y pensamientos, viajé por mi mundo interior en una onírica travesía de relajación, armonía y paz.

jueves, 9 de mayo de 2013

Transmisión

¿Y qué pasaría si te dijeran que la clase se trata del movimiento? Lo primero que uno tiende a pensar es sobre el movimiento desde el punto de vista de la física: el desplazamiento, el movimiento rectilíneo uniforme, uniformemente acelerado, etc. O tal vez el movimiento de los músculos, huesos y/o articulaciones. Pero que te imaginarías si a la clase de movimiento le pusieran un “apellido” y se llamase “Movimiento Creativo”, pues aun así no queda muy claro de que se tratara. ¿Bailes, coreografías? Cerca…



La clase partió con ejercicios para soltar los músculos que se realizaron en pareja y solos. Luego de eso iniciamos la actividad con una pequeña dinámica, que consistía en caminar por la sala al son de una música y saludar con la mano a quien se te cruzara por tu camino, luego esos saludos comenzaron a subir poco a poco en intensidad, ya no era simplemente una mano, si no las dos (¡Whoa! ¡Qué intenso!), luego una caricia en el hombro,  palmadas, abrazos, etc. Y así, sin pronunciar ninguna palabra (idealmente) para poder transmitir sensaciones y emociones al otro a través del movimiento.

En general, exceptuando la semi coreografía que hicimos con la punta de las manos y hombros, la clase trataba de eso. De entrar en conexión con el otro, con una simple mirada, una sonrisa, una caricia, un gesto.
En un momento dado nos hicieron caminar de espaldas de manera libre por la sala hasta colisionar con otra espalda. La idea de esta dinámica era poder expresar y transmitir diversas emociones, situaciones, sensaciones al otro sólo a través del movimiento de la espalda. Me tocó con la Consuelo (Si, la misma a la cual presenté mi triangulo en la primera clase de Estrategias), cosas del destino.

Para finalizar la clase nos dividimos en pequeños grupos de 6 personas aproximadamente y sentados en el suelo nos tomamos de las manos, con los ojos cerrados fuimos transmitiendo, cual médium transmite las voces del mas allá en una sesión espiritista, claro que lo que transmitíamos eran nuestras propias sensaciones y solo a través del tacto de nuestras manos. A decir verdad, no sé si habrá sido sugestión o algo así, pero de que se sintió una unión, se sintió. Este tipo de práctica me recordó mucho a la parroquia de la cual participo animando, ya que es común que en las oraciones nos tomemos todos de las manos formando una gran unidad y un entramado por donde fluye la energía. Cada grupo compartió la experiencia vivida y la profesora Erna nos reveló el por qué este tipo de dinámicas es útil para el ejercicio de la profesión de Terapeuta Ocupacional, en resumidas cuentas nos dijo que es importante el lenguaje corporal que usemos con el usuario y el poder conectarte con él a través de las manos, una mirada, un gesto, etc. Todo con el fin de lograr una eficaz e integral intervención.


Y aquí concluye otra entrega más de la bitácora de la asignatura ¿Qué otras apasionantes clases me depara estrategias? Continuará… 

jueves, 2 de mayo de 2013

Azúcar, flores y pocos colores...

Después de muchas y variadas experiencias vividas en la Escuela, llegó el día de “emperifollar” (o acicalar) la máscara de yeso que habíamos hecho semanas antes. Nos sentamos en grupo alrededor de una mesa colmada de pinceles y temperas. Fue realmente como volver a mi niñez, en todos y en cualquier otro lugar habría esperado hacer algo así, pero menos en la Universidad. El volver a sentirme niño, el retornar a mi origen y añorar los tiempos en que dibujaba y pintaba pequeñas “obras de arte” que eran reflejo de mi infantil e inocente mente, las cuales una vez terminadas procedía a correr eufórico a los brazos de mi madre para recibir su aprobación, tal así llego mi fascinación por el arte cuando niño que en una ocasión organicé una pequeña exposición en el patio de mi casa con mis obras e invite a familiares y vecinos.

Y a pesar de que siempre me gusto pintar y dibujar, al tiempo de entrar al colegio me di cuenta que no era bueno en eso, sobre todo por las notas que me fueron poniendo en Artes Visuales.

Una vez más me hallaba retomando una antigua pasión para la que nunca fui bueno. La profesora Erna nos dijo que debíamos pintar la máscara de manera que tuviera un significancia especial y que a su vez nos representara de alguna manera. Algo que me represente… algo que me represente… Siempre he creído en la dualidad del ser humano, en el sentido de que nadie es cien por ciento bueno, ni cien por ciento malo, dentro de nosotros existe una constante lucha entre el bien y el mal que se complementan mutuamente (no hay bien sin mal, ni mal sin bien). ¿Pero qué es el bien y qué es el mal? Difícil pregunta que se contesta según la realidad y las valoraciones socioculturales que se les hace a estas palabras. Eso era lo que más me hacía sentido en ese instante,  así que ¡manos a la obra! Al puro estilo de “yin y yang” dividí la máscara en dos y me puse a representar mi dualidad interna en ella, sin categorizar una lado como “bueno” o “malo”, si no como opuestos y complementarios entre si.

Según yo (y con humildad lo digo) la idea se veía excelente en mi mente, pero al plasmarlo a través de las temperas confirmé una vez más que no tengo talento para esto. Al no quedar conforme con mi trabajo, lo continué en mi casa. Lo bañe en tempera blanca y sin mucha creatividad (sí, lo admito) hice un simple yin y yang. Sin duda mi idea anterior era más original, pero el fondo era lo mismo y ese era el verdadero sentido y significado para mí… lo demás son simples decoraciones, colores y parafernalia.





Ese era mi fiel reflejo, ese mero pedazo de yeso, que encajaba y se complementaba a la perfección con mi cara. Cual yin se complementa con el yang según los antiguos Taoístas. Cambio y Fuera.