Hace mucho tiempo leí una noticia sobre un estudio de que el
tipo de música que escuchas influye en el metabolismo de tu cuerpo, en tu
estado anímico y en tu salud. Y esto último me hace mucho sentido ahora que
empiezo a estudiar Terapia Ocupacional, el otro día haciendo un trabajo de los
antecedentes de la T.O. para la profesora Silvia (Silvy-love) leí sobre como
antiguas civilizaciones usaban la música como medio terapéutico para curar enfermedades,
calmar conciencias, etc.
Es interesante como simples frecuencias de sonido y de
diferentes timbres, mezcladas entre sí de manera armónica pueden influir tanto
en el bienestar del individuo. De hecho abundan mitos de canciones que si las
escuchas te inducen al suicidio o que contienen mensajes subliminales que te
llevaran a cometer actos no voluntarios. Pero más allá de eso la música te
transporta a lugares recónditos de tu mente, experiencias vividas,
imaginaciones…
En fin, hablo sobre esto porque en clase de Estrategias
vivimos una experiencia excepcional con la música en “sonido creativo”. Nos
pidieron llevar instrumentos musicales y todos y cada uno de mis compañeros
llevaron una variedad de instrumentos y haciendo la previa de la clase, más de
alguno empezó a tocar su instrumento (uno mas virtuosos que otros). Mi
instrumento fue la guitarra (Tiara), si bien es cierto no toco tan bien mas
todavía me defiendo y me gusta tocar. Ya en clases se nos pidió mantenernos
callados y dejar nuestros instrumentos en el centro de la sala, para luego
elegir un instrumento que no fuera el que trajiste. El instrumento que “elegí”
(lo pongo entre comillas porque los instrumentos que quise elegir alguien los
agarró antes) fue la flauta dulce y fue como reencontrarme con una vieja amiga,
la cual vio mis primeros pasos en la música y que me acompañó por muchos años,
a todo esto, siempre me acuerdo que mi profe de música me decía (en el tiempo
que tuve clases de música en el liceo) que ese tipo de instrumentos lo hicieron
pensando en niños que tuvieran problemas mentales, no se que tan cierto sea eso
pero nunca se me olvidará. Una vez que todos tuviésemos nuestro nuevo
instrumento en nuestras manos (o en nuestras bocas) nos explicó que ella proyectaría
un color y que nosotros teníamos que representa
r lo que sentíamos tocando el instrumento, luego de eso se nos puso un sentimiento y teníamos que tocar.
r lo que sentíamos tocando el instrumento, luego de eso se nos puso un sentimiento y teníamos que tocar.
Para culminar la clase nos separaron según el tipo de
instrumento que teníamos, los instrumentos de viento, los de cuerda, las percusiones, etc. Y en menos de media hora hacer una composición, tarea difícil para mi grupo porque con puros instrumentos de viento difícil hacer algo que salga coordinado y armónico y menos todavía si no teníamos alguna percusión que nos diera los tiempos. Al final todos los grupos expusimos lo que resultó ser algo muy divertido y grato.
Y así fue la clase de “sonido creativo” en Estrategias de
Intervención. Se despide Pablo Miranda Sandoval. Cambio y Fuera.